Diario de mi viaje a India en julio de 2009.

(para empezar se deberá leer desde abajo hacia arriba)


miércoles, 5 de agosto de 2009

LLEGADA A LA INDIA

16 de julio de 2009. La aventura comenzó tras tocar suelo hindú en Delhi, pues era muy tarde, sobre las 00:30 aproximadamente, se notaba que el aire no era puro y, además de los 33º de esa noche, la cantidad de humo desprendida de la multitud de vehículos que circulaban lo hacían más fatigable, anulando toda posibilidad de encontrar una molécula de aire la cual saborear.

Un taxista esperaba nuestra llegada en el aeropuerto para poder trasladarnos al hotel donde nos hospedaríamos durante los primeros tres días.

El taxi más bien era una caja de zapatos con ruedas, provisto de numerosas decoraciones luminosas que parecía salido de una atracción de feria.

La gran velocidad a la que circulaba con ese pequeño habitáculo, evitando obstáculos de ruedas más grandes que la propia carrocería, no era razón de preocuparme, pues confiaba plenamente en su experiencia y, he de decir, que empecé a disfrutar de la aventura.

La mayor parte de los lugareños ya descansaban. Los que no tienen techo quedaban tendidos en la acera o en algún rincón de alguna obra urbanística en la cual trabajaba. No quedan libres las alumbradas paradas de autobuses, ya que su asiento metálico les parecía cómodo para pasar la noche.


17 de julio de 2009. A las seis de la mañana, la vida se hacia notar en el bazar donde se encontraba nuestro hotel, y eso fue lo que despertó.

Aunque no descansé lo suficiente, un ducha de agua fría ayudó a que me despejara en la totalidad y así poder involucrarme lo antes posible en la sociedad de la que estaba dispuesto a conocer.

Nada más salir del hotel, las vacas sagradas circulaban a su libre albedrío, los bazares estaban aún cerrados pero se hacían ver los repartidores de leche en sus bicicletas, los triciclos cargados con diversas hortalizas, huevos frescos y otros comestibles que suministraban a los hoteles y pequeños restaurantes, los puestos ambulantes de frutas empezaban a vender, conductores de los pequeños y típicos taxis de la india llamados Ottó ofrecían sus servicios.

Por un callejón, una pareja de niños nos dio la bienvenida con una demostración de malabares y flexibilidad. Mientras el chico tocaba un tamborín, la chica hacía piruetas sobre el asfalto. Era una forma de ganarse la vida sin incurrir en actos ilícitos, y me refiero a pequeños hurtos. Los recompensé con 100 rupias, dado que 67 rupias son 1 euro.

Un poco más tarde, delante de mi, la primera y única persona que vi durante todo el viaje con una enfermedad visible, y seguro que era grave. Este hombre presentaba en todo su cuerpo, incluido párpados y labios, una especie de berrugas, de diversos tamaños, que sobresalían de su piel. Es duro el sentir de esta persona, y seguro que desconoce la gravedad de la enfermedad que porta. (ver fotografía más abajo).

Una parada en un pequeño templo hinduista me sirvió para empezar a conocer los dioses a los que en esta tierra adoran. Es este templo, precisamente se encontraba el dios Krishna, muy adorado por los hindúes. Normalmente se representa de color azul, en varias ocasiones acompañado de su flauta, y con una pluma en la cabeza. También se le suele ver con su esposa Radha. En ambos lados de la escultura de Krishna, dos pequeñas figuras, una de ellas con la cara y el cuerpo de color negro, me hacían suponer que se trataba de los estados espirituales alcanzados por este dios, el moksha y el nirvana.

Frente al templo, el primer desayuno hindú en un pequeño local. Aquí probamos un choley bhaturey, que son unas tortas fritas que se mojan en una picante salsa de legumbres, y la conocida samosa, que son unos triángulos fritos, rellenos de una patata con especias picantes. Muy ricos ambos platos, aunque tuve que beber más agua de lo normal.

Tras solicitar los servicios de un Ottó, visitamos la Indian Gate, una puerta muy parecida al Arco del Triunfo de París, y el Rashtrapati Bhavan o Parlamento, donde se encuentra la casa del Presidente.

Más interesante fue visitar ese mismo día el Birla Temple, aunque no tenia acceso mi cámara fotográfica, por la que tuve que dejarla en una especie de taquilla. Es un templo hinduista bastante interesante y digno de ver. Presenta preciosas decoraciones y frescos de personajes y dioses, además de las siempre presentes representaciones de los dioses.


5 comentarios:

Unknown dijo...

¡Hola!

Soy una de las primas de María y Ana de La Línea. Espero leer todas vuestras aventuras del viaje a través del blog. La foto es impresionante. ¿Se dejó retratar? Hasta pronto.

Unknown dijo...

Hola, gracias por visitar mi blog. La verdad es que esta persona y yo teniamos intereses distintos. Él solicitaba algunas rupias y yo quería su retrato, era un buen acuerdo.

Manuel Jesús Salguero Carvajal dijo...

Una imagen impresionante¡¡¡¡¡

Unknown dijo...

Hola!! Soy Mar. Ojeando en mis apuntes he visto una imagen, y directamente me he acordado de esta foto, que me marcó bastante cuando la vi por primera vez. Creo que es Neurofibromatosis, algo así como engrosamientos difusos de los nervios, que se manifiestan como múltiples bultos en la piel.
Saludos, Óscar!!

Unknown dijo...

Es bueno saber lo que esa persona padece, muchas grcias por la información.

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